04 enero 2013

Amelie

Hay que aprovechar estos momentos,porque son efímeros.
Hacía mucho que no sentía vida entre mis dedos, ni en mi cabeza. Estaba en pause, esperando un empujón al vacío para poder andar. He bajado muchas veces, y subido otras tantas a lo más alto.
Estuve acorralada entre sentimientos y razones, entre miedo por más llanto...
Pero el momento llegó, igual que todo llega. Mi momento.
Entre esas cuatro paredes no quedaba más iluminación que la que salía de la ventana, (donde se podía ver la luna) y la luz del portátil mientras sonaba la banda de Amelie.
Tengo cierta obsesión con esa película y su música, pueden hacer que me olvide de todo, sin excepciones.
Fueron 60 minutos, extraños.
Yo miraba que tú dormías o al menos mantenías los ojos cerrados. Me limite a mirarte, mientras escuchaba una a una las canciones. Sonreía. Como si hubiese comido tarta de queso.
Sonreía, estaba feliz. Sabía que esa sensación era pasajera, así que me limite aprovechar cada segundo.
Escuche una a una las canciones, mientras mi dedo dibujaba por tu cara cosas extrañas.
Aunque estabas allí no pudiste sentir mis nervios. Era perfecto, demasiado perfecto para ser verdad.
En mi cabeza iba escribiendo todo lo que quería decir, aunque mis palabras se perdían antes de llegar a la boca. Sabía que era buen momento para decir, pero elegí el silencio.
Por mi cabeza pasaron miles de te quiero como dardos,sentimientos y ansias locas de decir como lo estaba pasando. Pasaron dibujos sin formas, puede que algunas tonterías y alguna que otra paranoia feliz, demasiado feliz.
Y así trascurrieron los minutos y segundos, estaba venciendo al sueño por disfrutar un poco más.
Era un pequeño placer, una gozada. Y tu, estabas a mi lado, sin saber la de burbujas que revoloteaban por mi cabeza, por mi estómago, incluso por el corazón.


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