27 abril 2018

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De nuevo, se me atragantan las palabras. 
Esta situación me desconcierta. Me deja en un estado de ansiedad permanente.
Me repito constante porque las cosas son así. Porque tanto dolor.
Porque tanto sufrir, como si el mundo se apagara.
Tengo que seguir, me digo de repente. Mientras en mis sueños una pesadilla se repite, donde todo se derrumba y yo estoy dentro.
Soy ese todo derrumbado, esa casa putrefacta.
El silencio es aterrador, y la soledad a la que me acostumbre empieza a dolerme.
Se cuela en mis recuerdos, me golpea bruscamente.
No tengo ganas de nada, ni de insistir, ni de comer, ni de ver las cosas buenas de la vida como siempre intente hacerlo.
Mi cabeza esta cansada. Se echa las culpas de todo, como si yo fuese mala.
Me duele el pecho, a ratos la mirada.
Me cuesta echarme a dormir, me cuesta despertarme. 
Me cuesta empezar asumir, empezar a mirar hacia delante.
Las palabras me perturban, se me nubla la mirada.
Me repito constante que no soy mala.

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