Yo no me ahogo. He aprendido a nadar en los mares más oscuros y profundos, incluso conseguí sobrevivir a pesar de la tormenta. En los laberintos sin camino a ningún lugar, encontré la salida. Y las noches sin luna cree la luz con una cerilla. No me asustan los días oscuros, ni las noches claras.
Ya no le temo a nada. No tengo hambre ni sed, ahora doy de comer. Si las lágrimas salen de los ojos, no da tiempo a mirar pues ya se secaron. Si tengo que reír lo hago fuerte. Si tengo que pedir no pido nada. Aprendí a bailar bajo la lluvia, a pisar charcos y escalar montañas. Ya no conozco el freno, pero tampoco acelero. Si dejo algo es sin aliento, si me dejan que sea a solas. No existe la caída si no vuelvo a por unas tiritas. Ni existen los problemas que no tengan solución. Todo lo vivido tiene que servir de algo. Como amar lo frío para vivir helados.
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