Nada es eterno. Ni los besos, ni las promesas, ni siquiera las ganas. No entiendo porque se desvorona el mundo por momentos. Aún no entiendo porque caes hacía el suelo para golpearte fuerte. No entiendo porque muchas ganas de todo se fueron a las ganas de nada, y me dejaron sola, e incomprendida en un extraño rincón. No entiendo que te fueras y volvieras. No entiendo que te vallas y no vuelvas. Tampoco me entiendo. Ni siquiera se que quiero. Si me quedo me aburro, si me voy me desespero. Voy hacia el fondo. Pero no huele como siempre, ni siquiera se siente igual. Fracasos.
Uno tras otro. No entiendo porque nada parece salir bien. Desesperante.
Y esta manía que le ha dado al karma de pagar y pagar todo. No, no lo entiendo. Ya no se que me da miedo. Ni hablar de la sonrisa estúpida de cuando en cuando. Ya si que no lo entiendo.
El mundo va demasiado deprisa. Haz que pare, que se detenga de una vez.
Porque no me da tiempo de agarrarme a los días que ellos ya han pasado de mí.
Y eso, eso si que no lo entiendo.
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